Sin el papel sacrificado de los mayores (recoger a los nietos, hacer comidas, prestar dinero, solucionar papeleo) muchas familias habrían colapsado en la pasada crisis.
Así que, si queremos poner medallas a alguien por haber aguantado el
peso de España durante los años de la crisis, quizá debamos olvidarnos
de empresas y políticos y reivindicar a los verdaderos héroes anónimos de la última década de paro y austeridad: los abuelos
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