En las últimas décadas hemos visto ordenadores programados con
algoritmos invencibles para jugar y triunfar frente a los mejores
jugadores humanos en las damas (1995), el Othello (1997), el ajedrez (Kaspárov vs. Deep Blue, 1997) y el considerado intratable Go (AlphaGo vs. Fan Hui, 2016).
Ahora ha sido el turno del póker, donde programar o prever los "faroles" era un problema pendiente de resolver.
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