«Ha
sido muy positivo y decidido. Y siempre estaba dispuesto a ayudar a
todo el mundo», explica su hija Isabel, con la que vive Francisco. Su secreto para desafiar al paso de los años
lo cuenta él mismo: «Comer de todo, sin forzar nunca el estómago. Pocos
dulces. Uno o dos vasitos de vino al día, no bebo nada más. Fumaba de
joven, pero tenía que hacer cola para comprar el tabaco con la cartilla
de racionamiento, y no merecía la pena, así que lo dejé».
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